Líder: ¿Qué tipo deseas ser?

Todos pasamos nuestros días sin saber qué liderazgo practicamos, ni qué liderazgo nos gustaría tener. Averigua en este artículo que tipo de líder eres y planea hacia donde quieres ir. ¿El líder nace o se hace? Y si se hace ¿qué líder queremos ser?

Uno de los grandes desafíos para las empresas de hoy, es la manera en la que los líderes se relacionan con los miembros de su equipo. Por eso muchos profesionales deciden comenzar diferentes tipos de formación, como el Programa de Desarrollo Gerencial.

Te contamos los principales tipos de liderazgo para que puedas detectar cuál de ellos posees y descubras si es necesario generar un cambio para aumentar la efectividad en tu lugar de trabajo.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que los estilos de liderazgo siempre son contextuales. Diferentes clases de líderes están formados en organizaciones distintas por lo que los estilos tienen tanto sus tiempos como sus lugares.

Sin embargo, mencionaremos las características de los principales tipos de liderazgo para que puedas descubrir en cuál te encuentras y así determinar si es necesario generar un cambio.

1. Liderazgo autoritario: no acepta la creatividad de su equipo, es rígido, tiende a basarse en el miedo y elimina todo tipo de pensamiento que no vaya con la línea planteada. Al hablar de fortalezas podemos mencionar una rapidez en la implementación y la productividad, como el bajo costo, aunque todo esto, a corto plazo.

Por tanto, no es un liderazgo abierto ni democrático, sino que es unidireccional: el jefe manda, y los empleados obedecen las órdenes.

2. Liderazgo paternalista: Este tipo de liderazgo se destacó en la mayoría de las empresas durante décadas, ya que la mayoría fueron gestionadas por sus dueños.

Consiste en una forma de control, pero más sutil. Busca persuadir a las personas para que cumplan con lo pedido por la empresa, y cuando esto no sucede aparece la imposición. Considera que las personas que trabajan en la organización siempre se van a inclinar por sus intereses personales y que por eso hay que tener cierta desconfianza. Este tipo de liderazgo genera un clima de tensión y estrés permanente lo que impide la creatividad en los miembros del equipo.

3. Liderazgo participativo: se invita a los miembros a trabajar por motivación propia y lograr los objetivos de forma colectiva, destacando el propósito más que el resultado. Se promueve el diálogo entre todo el grupo para tener en cuenta todas las opiniones y visiones sobre la realidad, aunque la decisión final suele recaer en el líder.

Esto genera producción de ideas e innovación y es sostenible a largo plazo ya que une a las personas, sin embargo, el impacto en los resultados puede tardar y en muchos casos la figura del líder se ve debilitada.

4. Liderazgo laissez-faire: se basa en la máxima: “deja hacer a tus empleados, ellos saben lo que deben hacer”. Por tanto, el líder laissez-faire no es muy propenso a dirigir a su grupo ni a dar demasiadas instrucciones sobre cómo deben hacerse las cosas.

Este tipo de líderes intervienen sólo cuando es estrictamente necesario. Es una clase de liderazgo no autoritaria que confía en la experiencia y en la motivación del empleado para llevar a cabo sus tareas y proyectos con éxito.

5. Liderazgo transformacional: El líder posee una comunicación fluida y constante con el grupo de trabajo, posee naturalidad y carisma. Esto permite mejorar el rapport y conseguir objetivos a varios niveles, en tanto que la empresa se beneficia de varias visiones y estrategias compartidas por los distintos empleados y cargos. El líder transformacional es capaz de saca lo mejor de cada profesional, sabe cómo potenciarlo al máximo y, así, es capaz de aumentar los niveles de productividad y rendimiento del conjunto de su valioso equipo humano, por lo que se lo puede considerar como uno de los tipos de liderazgo más completos que existen.

En conclusión, en un mundo cada vez más volátil, incierto, complejo y tecnológico, como en el que vivimos, cada situación es diferente y obliga a los líderes a replantearse profundamente su estilo y la cultura organizacional para seguir logrando resultados.

Cada uno de ellos tiene sus ventajas e inconvenientes, y generan ciertas dinámicas y emociones distintas entre los subordinados, de modo que pueden influir en las dinámicas laborales, en la motivación y en la productividad, por lo que si bien existen estilo más “ideales” no existe uno perfecto.