Cuando nos encontramos con personas tóxicas, bien sabemos que lo ideal es alejarnos, sin embargo, ¿qué hacer cuando obligadamente tenemos que convivir con esa persona en nuestro trabajo? Aquí, algunos consejos.
Existen algunas circunstancias donde lidiar con personas tóxicas es prácticamente inevitable, esto sucede muchas veces en ambientes de trabajo, por ejemplo, con compañeros o nuestro jefe.
Además de ver a esa persona todos los días, tenemos que trabajar con ella y alcanzar un objetivo que resulte exitoso. Esto puede parecer en algunos casos algo imposible, pero es importante que aprendamos a que no nos afecte.
El primer paso es entender cuáles son sus comportamientos y qué busca lograr con ellos. Compartimos los ejemplos más comunes:
Espía: Todos hemos tenido un compañero que tiene como objetivo principal difundir información sobre otras personas, brindando datos irrelevantes o información errónea que puede perjudicar a una persona.
Protagonista: Necesita imponer sus puntos de vista y se adueña de las conversaciones. Es alguien con mucha capacidad de hacer “notar lo que hace” aunque en lo concreto no haga mucho. Es competitivo y egoísta.
Descalificador: Es el típico colega que parece nunca estar de acuerdo con tus propuestas o ideas. Se dedicará a descalificarte en privado o en público.
Atemporal: Pareciera que no corre el tiempo y que siempre está al día, pero sucede todo lo contrario, ya que nunca llega a hora, no atiende los pedidos y se demora más de lo esperado en concretar las tareas solicitadas.
Manipulador: Uno de los más astutos y nocivos. La mayoría tiene una excelente relación con su jefe y las demás áreas. Combina varias características de los anteriores y sabe usarlas a su favor. Misteriosamente siempre cae bien parado.
Algunos consejos que te serán útiles para estos casos
Es importante saber que la mayoría de estas actitudes están vinculadas con personas que en su interior tienen baja autoestima y mucha inseguridad. Utilizan estos comportamientos para hacer miserable la vida de otros y sentirse menos insatisfechos consigo mismos.
Por lo que el primer paso es NO ENTRAR EN SU JUEGO. Las personas tóxicas, conscientes o no, intentan sumar a los demás a un juego inventado con sus propias reglas, por lo que es fundamental que no te dejes llevar.
Pero no sumarte a su juego, no significa rechazarlos, sino por el contrario debemos aceptarlos. Entender que no tenemos la responsabilidad de hacer que cambien y que nosotros no podremos ignorarlos, nos permitirá convivir sin vernos influenciados.
¿Te afecta demasiado y es imposible evitarlo? Es hora de mirarte a ti mismo
En momentos así, uno se pregunta, ¿por qué debo cambiar yo si el problema es del otro? No se trata de cambiar, sino de ser estratégico y de sumar herramientas que te permitan evitar el estrés que generan estas situaciones.
Es importante que analices si la agresión es sólo contra ti o es un comportamiento regular con otros miembros del equipo.
Cuando se trata del segundo escenario es más fácil abordar el conflicto, porque sin duda existirán otros compañeros que compartan su molestia y puedan tomar cartas en el asunto de manera colectiva, comentando el problema con tu jefe directo, por ejemplo.
Pero si la agresión es personal, tendrás que enfocarte en analizar qué sucede, cómo te afecta y cómo responder con inteligencia a las agresiones. ¿No serás tú ese compañero tóxico?
Si te afecta de verdad y no puedes evitarlo, reflexiona. Piensa por qué te está afectando tanto, si debes permitir eso y qué debes optimizar. Modifica tu punto de vista, trata de verlo con humor y como una enseñanza de lo que no tienes que hacer tú. Eso te ayudará.
No todos los compañeros de trabajo tóxicos tienen porqué tener una influencia negativa. Aunque cueste creerlo, muchos pueden aumentar nuestra productividad ¡Te invitamos a aceptar el desafío!