Para competir con éxito en la complejidad: hacia el dominio del poder y el ingenio de la estrategia

Con el capital y la mano de obra como recursos clave, el análisis clásico de las organizaciones estuvo siempre centrado en la división del trabajo y en el intercambio de mercaderías. La mayoría de los gerentes (en ocasiones por formación, pero a menudo también presionados por los imperativos que le imponen) operan aún apegados a esta lógica.

Las nuevas realidades, sin embargo, imponen comprender que las sociedades se dinamizan más en función de las relaciones e interacciones y del intercambio de mensajes que a partir del simple intercambio de objetos materiales. Esto es un cambio de perspectiva clave para los Directorios y los Top Managers.

Definitivamente las organizaciones del presente milenio reclaman de manera urgente un nuevo paradigma de Gobierno que permita responder adecuadamente a estas inéditas exigencias. Un paradigma que contemple al compromiso, a la responsabilidad, a la complejidad y que convoque a un cabal entendimiento de “lo político” y “lo “estratégico”.

La Alta Dirección debe ser capaz de reinventar el modelo empresarial/organizacional del industrialismo clásico. Ellos deben ser capaces de observar la realidad con la visión de la complejidad que los actuales entornos demandan, porque tal como afirmara Paul Valéry: “…un hecho mal observado es más pernicioso que un mal razonamiento”.

La organización se dinamiza hoy en medio de un complejo entramado de fuerzas y relaciones múltiples, diversas y contradictorias. Opera interaccionando con pluralidad de actores sociales en situación ‐al menos latente‐ de constante conflicto. Estos actores con múltiples intereses, condicionan permanentemente las decisiones y los logros de la organización. Así, la libertad de acción de una organización, siempre estará condicionada.

El dominio de competencias estrictamente comerciales hoy ya no basta. Las organizaciones deberían aprender urgentemente a asumirse como enunciadoras de mensajes (no sólo comerciales), como generadoras de compromisos públicos y como productoras de impactos políticos.

Comunicación Estratégica® es un marco, conceptual, referencial y operativo que brinda soluciones para que las organizaciones puedan abordar la complejidad inherente a los actuales escenarios competitivos. Cuando interviene en una organización, estructura y dinamiza un metaproceso de (re) ingeniería del “poder”. Para ello, trabaja con niveles de Gobierno y Alta Dirección en vistas de lograr desarrollar y ampliar sus “entendimientos” respecto del “poder”, ofreciendo instrumentos concretos para su ejercicio e impulsando la “competitividad organizacional sistémica”.

Comunicación Estratégica® propone un instrumento distintivo que permite trabajar en el dominio de ese factor clave, pero al mismo tiempo tan esquivo que es la Estrategia. Para ello fue concebido el “Hexag‐ON”, que es el driver fundamental para poder crear valor sustentable en virtud de los lineamientos que establezca el “Corporate Governance”.

Así como el mapa no es el territorio, el Hexag‐ON no es la Estrategia, pero sin embargo nos permite describirla y trabajar sobre ella a través de sus seis “Activadores de la Estrategia”: “Personalidad”, “Identidad”, “Cultura”, “Vínculo”, “Comunicación”, “Imagen”.

El Hexag‐ON se constituye así en un metamodelo ecosistémico de Gobierno, en el “Mapa Estratégico” y “Tablero de Comando” que nos permite describir cómo la organización instrumentará el Poder para crear valor sustentable. Asimismo el Hexag‐ON proporciona un lenguaje “en común” para que los Equipos de Alta Dirección y Gobierno puedan “conversar” y discutir de manera experta el diseño y dinamización de la Estrategia. De esta manera el Hexag‐ON proporciona el eslabón faltante entre la formulación de la Estrategia y su ejecución”1.

Una organización es en esencia un emergente sistémico y no una suma discreta y arbitraria de partes. Solo el éxito de aquel emergente organizacional sistémico habilita a que el éxito sea sostenido y sustentable. La comunicación en su más amplio sentido, es la clave que lo hace posible, pues permite modelar el alineamiento cognitivo de los equipos de Dirección al tiempo que estimula e impulsa la inteligencia colectiva de toda la organización. Las decisiones se vuelven así más “inteligentes”, sensatas y sinérgicas.

A través de lo que una organización expresa, no sólo en su decir sino a través de su hacer, sentir y pensar, está construyendo “ser”. Está “siendo” (no tan solo diciendo), ante los públicos y ante sí misma. Para lograr sus propósitos la organización deberá “ser con otros”, la Estrategia emerge precisamente de ese particular “ser con otros”.

Cada organización debe ser capaz entonces de desarrollar hábitos y competencias que le permitan configurar diferentes espacios para el encuentro público (diálogo, polémica, competencia, seducción, aniquilamiento, etc.) a partir de los cuales, y conforme a sus convicciones, procure alcanzar determinados resultados.

En definitiva, para hacer que las cosas sucedan necesitamos diseñar y modelar la realidad, impulsar una transmutación que “transforme a la idea en músculo”. Es preciso dinamizar una (re)ingeniería del “poder” tal que nos permita articular el continuo que va desde la política hacia la acción, tal como aprendemos en la Maestría en Gestión Estratégica de la Innovación.

Conviene pues comenzar a asumir a las organizaciones como creadoras de contextos (favorables a sus propósitos) y como generadoras de impactos socio‐políticos. Para alcanzar sus metas de manera sustentable, inexorablemente deberán aprender a “ser con otros” comprendiendo la compleja “ecología de los intereses” y aprendiendo a jugar el indómito “juego social”.