Siguiendo con el tema de la pandemia que nos ha tocado vivir a nivel mundial, dentro de las nuevas realidades que debemos asumir, hay que considerar las nuevas formas de relacionarnos socialmente en diversos sectores productivos, en particular toco aquí el de la construcción.
En México, en tiempos de pandemia el sector de la construcción fue incluido dentro de las actividades esenciales sabiendo la importancia y el impacto que genera en la actividad económica del país. Desde la mano de obra directa e indispensable, la fabricación y suministro de materiales e insumos, los equipos necesarios, y demás actividades.
A diferencia de otras disciplinas que permiten realizar trabajos en forma remota o desde casa ante la presencia del SARS CoV-2, la construcción requiere contar con los productos y servicios en sitio, con la insustituible mano de obra. ¿Cómo conjugar este trabajo presencial con los criterios y cuidados que nos obliga la pandemia de COVID? Ese es un tema fundamental.
El objetivo es darle continuidad a los trabajos y asegurar una baja tasa de contagio, o transmisión de la enfermedad. Hay cosas que definitivamente tienen que cambiar.
Empezamos por las actividades básicas: Lavado de manos con agua y jabón o en su defecto el uso de gel desinfectante, distancia, evitar contacto, no tocar con nuestras manos, dorso o antebrazo nuestros ojos, manos o nariz, el uso de cubrebocas, entre los más renombrados. Estos procesos ayudan y son fundamentales. Sin embargo, existen otros puntos que debes cuidar.
Nosotros lo conceptualizamos en 3 elementos para fácil manejo: Gente, materiales y el lugar.
Con el lugar, en oficinas y lugares como almacenes, hacer limpieza continua y sanitizar.
En el caso de Materiales, se reciben sabiendo que pueden contener carga viral en sus superficies. No podemos desinfectar varillas, tubos, cables, fachadas prefabricadas de vidrio, etc, pero sí podemos hacer que la gente que los maneje, tenga la precaución de asearse continuamente después de su manejo.
El otro componente es la Gente. Tenemos un filtro al ingreso que nos ayuda a detectar aquellos que pudieran llegar con síntomas y, de ser así, derivarlos con el servicio médico de la obra para realizar un protocolo específico. Podemos parar al que venga con gripe, tos, presente problemas respiratorios o posea temperatura elevada. El obrero de la construcción es gente de trabajo arduo y, por lo general, es muy sano y altamente resistente. Eso ayuda, porque nos ha permitido identificar cuando vienen con alguna sintomatología, canalizarlo en forma correcta y detectar casos reales y tratarlos oportunamente. Pero, ¿Qué hacemos con los Asintomáticos Positivos? Un Asintomático Positivo es una persona que pudo haber contraído el virus, no expresar síntomas, incluso esa persona no saber que es portador del virus y por ello, continuar con su actividad normal. ¿Para qué hacerle un estudio a alguien que está sano? Como los asintomáticos positivos pueden estar en cualquier parte, aquí aplicamos la máxima fundamental: Considerarnos todos como asintomáticos positivos. Eso nos da los lineamientos básicos de interacción. Al considerarnos asintomáticos positivos, somos indetectables a los filtros sanitarios. No hay método rápido para identificar a un asintomático positivo. En términos del baseball, es como la base por bolas, no hay defensa contra ella.
Entonces en plena pandemia es mejor fortalecer las medidas de aislamiento y sana distancia, orientándolas de dos maneras: las acciones y los aditamentos. Entre las acciones está el no tocarnos, no saludar de mano (mejor de codo o no hacer contacto físico), no compartir alimentos, ni instrumentos de trabajo (cada quien su pluma para firmar un documento, o mejor, hacerlo en forma electrónica, si se puede), lavar nuestras manos frecuentemente, y no tocarnos la cara. Por supuesto la concientización al personal es fundamental. Por el lado de los aditamentos, reforzar en el trabajo el uso de cubrebocas y lentes de protección (con ello cubres las principales vías de ingreso del virus: boca, nariz y ojos). Incluso se recomienda el uso de máscaras faciales que permitan dos cosas: evitar que nos llegue una gota o aerosoles con carga viral y que nos toquemos la cara, sin perder visibilidad, que es fundamental en una obra.
Estas acciones, nos han permitido trabajar continuamente desde el mes de junio con un promedio de 250 colaboradores de lunes a sábado, y ser una obra reconocida por los gobiernos estatal y municipal por la correcta aplicación de protocolos y mecanismos de detección y mitigación.
¿En dónde entra ADEN en todo esto? La gente es lo más importante, mi paso por ADEN me ha ayudado a reforzar y buscar hacer realidad esto en todos los ámbitos.