Como todo lo bueno, es necesario aprenderlo y practicarlo. La seducción es una herramienta clave si deseas no sólo conseguir tus objetivos en una negociación sino también dejar al otro satisfecho.
Quizás no lo hayas hecho consciente, pero desde nuestros primeros años de vida comenzamos a utilizar diversas herramientas para poder negociar y así alcanzar lo que deseamos.
Sin embargo, por más que todos estemos en contantes negociaciones, en el mundo de los negocios de nada sirve hacerlo, sino alcanzamos nuestros objetivos. Por eso cada vez más profesionales se forman en una Licenciatura en Marketing y Comunicación Digital.
Una característica de los empresarios más exitosos es su capacidad de seducción. Y cuando hablamos de seducción no se trata de aspectos físicos o una vestimenta determinada, sino de aquellas personas que son buenos oradores, simpáticos, con carisma y cierran un trato aparentemente de una manera sencilla. Seducir es hacerle creer al otro que ya tenemos lo que queremos y sólo falta que lo acepte. (Aunque entre nosotros, sabemos que la única forma de obtener lo que deseamos es con preparación y constancia).
Hay decenas de formas en las que puedes potenciar tu seducción al momento de negociar, aquí verás algunos ejemplos:
1.- Busca información y prepárate.
Si bien la posibilidad de improvisar se puede dar en cualquier negociación, no hay nada más seductor que una persona preparada. El haberte informado del tema sobre el cual deberás negociar es fundamental. Averigua todo lo que más puedas no sólo sobre el tema a negociar, sino también sobre la persona con la que tendrás la reunión
La preparación no se limita a aspectos informativos, sino también debes estructurar tu discurso, saber cómo comenzarás y cuál será tu as bajo la manga. Incluso imagina previamente la forma en la que saludarás o cómo crees que reaccionará la otra persona frente a tus fundamentos.
2 – Tu palabra clave: “Sí”
Pero no es cualquier sí, es un afirmativo condicional. En primer lugar, la otra persona al escuchar un sí por respuesta sentirá de forma indirecta que en algún punto le estás dando lo que vino a buscar. Parece manipulación, pero simplemente es descubrir que una de las palabras más seductoras en un mundo lleno de leyes y prohibiciones, es el SI.
Buscamos crear una atmósfera positiva, pero no concedemos nada de forma gratuita, porque “si me das lo que yo quiero, te doy lo que tú quieres.”
3 – Evitemos hablar de cifras exactas
Uno de los elementos más difíciles al momento de la negociación es cuando tenemos que negociar sobre precios, presupuestos, etc. Si bien cada situación tiene su particularidad, un rango es mejor que un precio fijo. Evitemos al menos en primera instancia hablar de números redondos.
En muchas ocasiones, insistimos cada caso tiene su particularidad, es interesante ofrecerle opciones a la otra persona. No hay mejor seducción al momento de hablar de números que la flexibilidad. El mostrarle al otro que “tiene el poder” en la elección será tu mayor éxito. De igual manera evita que tu flexibilidad sea tan grande que te perjudique, es algo que ya debes tener muy claro antes de comenzar a negociar.
4 – Evita ser tu propio enemigo
No busques negociar con alguien que ya consiguió una mejor propuesta en otro lado. Todo gran negociador sabe que lo que está ofreciendo no tendrá goteras cuando llueva.
Si tienes un buen proceso comercial, ofreces un producto o servicio de calidad. Tu empresa es coherente con sus valores e incluso tus vendedores demuestran sentido de pertenencia. Entonces ten por seguro que el resultado que obtendrás será de tu agrado con seguridad.
5 – Si no sabes escuchar, ¿a quién piensas seducir?
Si llegaste hasta el final, queremos contarte que este punto es el más importante. Porque aunque pareciera que una persona que seduce en el mundo de los negocios es alguien que sólo está preocupada en sí misma, no es lo correcto.
Alguien realmente seductor es quien demuestra durante la negociación que ha estado interesado en la propuesta y las exigencias del otro, alguien que se preocupa realmente por sus necesidades pero que desea negociar para lograr algo superador. Y cuando hablamos de superador no siempre se trata de que uno es el que tenga esa respuesta entre sus manos, muchas veces, una negociación exitosa es aceptar la propuesta del otro o incluso alcanzar algo equitativo para ambas partes.
La escucha activa, no solamente te hará un gran negociador, sino también una persona humilde y un ejemplo de líder para tus colaboradores.