Los empresarios pymes ejecutan muchas actitudes emprendedoras más como un acto reflejo o instinto que como un paso de manual. El rol de la academia digerida.
Durante un entrenamiento empresarial reciente, pudimos intercambiar experiencias con 15 líderes de pymes del NOA y de la provincia de Mendoza. Ello nos permitió ratificar que muchas de las mejores actitudes emprendedoras de nuestros empresarios pymes las ejecutan en el día a día, aunque algunos lo hagan como un acto reflejo cotidiano o de instinto antes que como un paso de manual académico.
Esa conclusión surge al sintetizar las recomendaciones para volverse un emprendedor que publica el site Founders&Founders con las vivencias que expresaron nuestros empresarios locales. Pensemos en el concepto de “mirar siempre hacia adelante” porque, lejos de crear un sistema o producto glamoroso y escalable para luego vender a algún motor de Internet y disfrutar de sus dividendos, su reto consiste en remar con la incertidumbre y no dormirse sobre los laureles, pues los puede despertar algún cambio de la macro, un nuevo impuesto o competencia desleal.
Otro de los atributos que sugiere del site es el de “seguir lo que te diga la panza”. Atender la parte instintiva es lo que permite, al igual que en el reino animal, detectar las oportunidades de una buena caza, tanto como las catástrofes cercanas. Y, si algún instrumento incorporado a la fisiología existe en nuestros empresarios es un GPS que señala tales aspectos, desarrollado durante décadas de escenarios cambiantes y contradictorios.
“Ejecutar apenas tomada la decisión” es lo que hacen en temas cotidianos del negocio, aunque les lleva más tiempo tomar decisiones como realizar alianzas estratégicas, reformular su estructura de costos o modificar líneas productivas, porque eso constituye procesos en los que resulta más complejo obtener apoyo técnico. Además, suelen temer a enfrentar cambios profundos porque son conscientes de que equivocarse puede resultar caro.
Y conocen muy bien el “caminar el camino”, porque saben que mejorar sus procesos es vital para su negocio en el cual ponen pasión. Y saben que nadie puede conocer de antemano lo inesperado. Por eso, buscan caminos para fortalecer sus puntos débiles. Es por ello que quizás cada vez más requieren de consultores, aquello que podríamos llamar la academia digerida, para que los conceptos técnicos los expresemos en lenguaje de negocios y, sobre todo, que resulten aplicables al proceso productivo.
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