Existen numerosas definiciones del concepto de Capital Humano, las cuales han ido variando y se han ido enriqueciendo a través de los años, con la experiencia que se ha acumulado en la materia. Inicialmente comenzó entendiéndose por tal sólo a los conocimientos adquiridos y acumulados por los individuos de un país, luego se amplió a las capacidades de colocar esos conocimientos al servicios del bienestar de una Nación y, en la actualidad, el concepto se extiende también a otras habilidades adquiridas en las prácticas laborales y a los elementos contextuales que permiten desarrollarlas y ejercitarlas mejor (tales como la salud de la población, el entorno económico y el acceso a la tecnología).
Así, en una visión moderna, el Capital Humano abarca tres aspectos íntimamente vinculados:
- los conocimientos y habilidades adquiridos por un individuo a través del proceso de educación formal en todos sus niveles,
- los conocimientos y habilidades adquiridos en la práctica laboral y la capacitación pos-gradual y
- los factores del entorno o contexto que permiten llevar a la práctica esos conocimientos y habilidades.
A partir de esta definición amplia, ADEN ha elaborado un Índice de Capital Humano para América Latina (ICH), que se presenta entonces como un indicador multidimensional, incorporando elementos directamente cuantificables y elementos cuya cuantía debe estimarse, efectuando también la correspondiente distinción entre las variables “de entrada” y las “de salida”. La medición representada en el ICH es “macroeconómica”, es decir, no aborda el capital humano de un individuo sino de un país en su conjunto. Se han analizado dieciocho países de América Latina a fin de realizar la estimación para cada uno y proveer una comparación proactiva, es decir, que permita identificar a los países con buenos indicadores en las diferentes áreas y tomarlos como modelo para mejorar el desempeño de los demás.
El resultado de la estimación del ICH se observa en el gráfico. Sobre la base de los tres aspectos mencionados en el párrafo anterior, se obtiene la puntuación para cada país sobre un máximo de 10 puntos posibles considerando seis áreas, cada uno con su debida ponderación:
- indicadores de entrada para la educación formal,
- indicadores de salida (cantidad) para la educación formal,
- indicadores de salida (calidad) para la educación formal,
- indicadores de educación informal,
- indicadores de salud y
- indicadores de entorno y acceso a la tecnología.
El ICH que ha estimado ADEN en el año 2015 se compone de un total de 43 variables, ordenadas en los seis grupos mencionados, los cuales se ponderan de la siguiente manera:
Cuadro 1 – Composición de ICH
De los resultados obtenidos pueden obtenerse las siguientes conclusiones:
– Costa Rica y Chile obtienen los mayores valores para el ICH. La diferencia entre ambos es exigua, por lo cual pueden considerarse similares en cuanto a su calificación, ya que un pequeño cambio en alguna de las 43 variables consideradas puede llegar a modificar el posicionamiento de ambos.
– Algo similar sucede, un peldaño más abajo, con Uruguay y Argentina. Si bien existen diferencias hacia el interior del ICH, puede considerarse a los cuatro países mencionados poseedores de un muy buen nivel de capital humano, con buenos indicadores tanto en las variables educativas de entrada como de salida, aunque con algunas disparidades en las restantes.
– Brasil se encuentra también dentro de los países con un indicador aceptable, aunque se sitúa algo distanciado de los cuatro líderes. Las variables educativas de entrada y el entorno macroeconómico y de acceso al instrumental tecnológico lo relegan algo en el puntaje.
– A continuación se sitúan cuatro países con puntajes similares: Colombia, Panamá, Venezuela y Méjico, distantes ya más de un punto de los que encabezan la puntuación y mostrando algunas debilidades en aspectos diferentes. De todas maneras puede considerase aceptable su dotación de capital humano, tal como se la ha medido en este informe.
– Ecuador, Perú y Bolivia tienen un puntaje por debajo de los anteriores, ya con algunos retrasos en particular en los indicadores de salida de cantidad y calidad. Se sitúan en un entorno cercano (por debajo) de los 7 puntos sobre un total de 10. Son naciones que muestran algunas falencias pero que han avanzado en indicadores de entrada y pueden tener chances de mejorar sus puntajes en el futuro.
– Finalmente parece un grupo de países con puntajes menores y que muestran problemas en indicadores de entrad ay de salida, como también en los factores de entorno. Se cuentan allí Paraguay, República Dominicana, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala. En ellos los avances son menos evidentes y su retraso respecto del grupo es más marcado, por lo cual el camino a recorrer es más extenso.