No hay situación más estresante para nuestra rutina laboral que tener una mala relación con un superior. Descubre en este artículo algunos consejos para mejorar el vínculo y lograr transitar en paz tus días en la oficina.
Está claro que cada persona “es un mundo” por lo que es normal que a veces tengamos algunos conflictos con quienes trabajamos. Sin embargo, ¿qué hacer cuando las cosas no están muy bien con nuestro jefe?
Uno de los mayores miedos de las personas que han tenido o tienen un vínculo desfavorable con su superior es que “no es una relación de iguales”, por lo que la desventaja es segura.
Lo importante no es encontrar la “mejor estrategia” para convivir con esa relación poco saludable, sino por el contrario, identificar algunas de las razones por las cuales existe el conflicto e intentar mejorarlo. Esto será crucial para optimizar la productividad de los objetivos empresariales y la relación del equipo de trabajo.
Aquí algunos consejos que seguro te servirán:
Identifica los puntos del conflicto
Prueba hacer una lista de los elementos que consideres que debería haber para mejorar la relación. Intenta analizar cada elemento, revisar en qué momentos se han producido los conflictos y cuál fue tu actitud frente a ellos.
Por otro lado, realiza una lista con las “actitudes” que crees que tu jefe debería dejar de tener contigo y las que tu deberías abandonar también. Aunque no lo creas, la lista, permite objetivar la situación y darle un marco más cuantificable. Tómate un tiempo para revisar tus relaciones con tus jefes anteriores. ¿Usualmente han sido conflictivas? Si es así, tal vez tengas dificultades con la autoridad.
Haz la prueba de ponerte en su lugar
Desarrollar la paciencia y la empatía será fundamental. Intenta por momentos ponerte en su lugar, analizar el rol que ejerce, ser imparcial y escuchar sus reclamos.
Debes tener muy en claro que un jefe no tiene ninguna obligación de ser tu amigo, ni tú de él o ella, tener esto en claro, ayudará a “enfriar la crisis” e incluso te permitirá modificar conductas que creas necesarias para optimizar la relación. Mide si con el tiempo alguno de los pequeños cambios que vas haciendo están funcionando.
Trabaja lo mejor que puedas
En ningún momento reduzcas tu calidad de trabajo. Si utilizas tus tareas diarias como armas de fuego, con seguridad perderás, porque tarde o temprano esta “estrategia” jugará en tu contra. Por el contrario, intenta dar lo mejor de ti, muchas veces el esfuerzo será recompensado y además te ayudará a que pongas tus energías donde realmente deben estar.
Facilita la comunicación
Mantener una buena comunicación es una gran motivación diaria. Saber qué espera de ti, cuáles son sus prioridades y objetivos mejorará además de su relación, la situación del trabajo en equipo.
Muchas veces la desconexión con tu jefe surge porque tienen estilos de gestión diferentes, por lo que sé proactivo y claro al hablar de tus necesidades. Dile a tu jefe lo que buscas de él o ella para que puedas desempeñarte a tu máxima capacidad.
Como habrás visto no existe una receta mágica frente a estas situaciones e incluso, sin caer en pesimismo, en muchos casos quizás la relación nunca llegue a ser la que tu deseas, pero eso no significa que no se pueda llevar adelante un excelente trabajo y una relación sana dentro de tu lugar de trabajo.
Recuerda que frente a cualquier situación conflictiva uno tiene la opción de comenzar una batalla campal, o por el contrario, tomar lo que sucede y aprovecharlo para aprender y desarrollar nuevas habilidades ¿Cuál será la opción que elegirás?