“La Inteligencia Emocional es dos veces más importante que las destrezas técnicas o el coeficiente intelectual para determinar el desempeño de la alta gerencia” Daniel Goleman, Harvard Business Review.
La Inteligencia Emocional está vinculada a las aptitudes que implican habilidad a la hora de gestionar y regular las emociones en uno mismo y en los demás, las que a su vez pronostican un rendimiento superior en el entorno laboral.
¿Qué es la Inteligencia Emocional?
La Inteligencia Emocional es crucial en el ámbito laboral y directivo. Según Goleman (2007) y Salovey y Mayer (2008), implica la habilidad para percibir, entender, razonar y manejar tanto nuestras emociones como las de los demás.
El libro “The Emotional Intelligence Quickbook” lo enfatiza: la IE nos ayuda a reconocer y gestionar nuestras emociones, así como a interactuar mejor con los demás.
La investigación más reciente, liderada por Daniel Goleman y el Consortio para la Investigación sobre Inteligencia Emocional en Organizaciones, subraya que la IE supera al Coeficiente Intelectual (CI) y a las habilidades técnicas en el éxito profesional, representando hasta un 90% del mismo en los líderes.
Esto es especialmente relevante en los ejecutivos de alta dirección, quienes influyen significativamente en los resultados y la moral de toda la organización. Sin embargo, los métodos tradicionales de contratación a menudo ignoran las competencias de Inteligencia Emocional.
En resumen, la IE no solo es crucial en el liderazgo, sino que también es el principal desafío para las empresas debido a su impacto, complejidad y necesidad de adaptación a un entorno laboral cambiante y exigente.
La Inteligencia Emocional en el Liderazgo Empresarial Actual
Claudio Fernández-Aráoz, líder en la búsqueda de ejecutivos de alta dirección en Egon Zehnder International, ha realizado más de 200 proyectos en toda América Latina. Al comparar a 227 ejecutivos exitosos con otros tantos no exitosos, encontró un patrón sorprendente en su inteligencia emocional, que trascendió culturas como Alemania y Japón.
Estos estudios revelaron que los ejecutivos que fracasaban tenían altas habilidades técnicas y CI, pero carecían de inteligencia emocional. Su estilo de liderazgo “duro” les impedía adaptarse, colaborar y liderar efectivamente. Este descubrimiento refuerza la importancia de las habilidades emocionales en el liderazgo empresarial actual.
En resumen, el enfoque tradicional basado en la autoridad ha sido reemplazado por un liderazgo más colaborativo y estimulante, donde las competencias emocionales son fundamentales para el éxito en la gestión de equipos y organizaciones.