En los últimos años, esta tecnología viene revolucionando tanto nuestra vida cotidiana como el entorno empresarial. El alcance e impacto del Internet de las Cosas (IoT) en 2025 deja ver muchos cambios que tiempo atrás parecían impensados.
En este artículo veremos cómo el IoT está transformando diversos aspectos de nuestra vida y nuestro entorno laboral de la mano de diferentes ejemplos que nos permitirán ilustrar este escenario.
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¿Qué es el internet de las cosas?
Una primera definición sencilla que nos puede acercar a este concepto nos deja ver que el Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés Internet of Things) se refiere a objetos cotidianos, interconectados entre sí, que nos ayudan a mejorar nuestra vida.
Diferentes objetos (“cosas”) tienen acceso a Internet; asimismo, diferentes personas tenemos acceso a Internet. Entonces, si conectamos cosas y personas, estamos ante el IoT.
El internet de las cosas es la interconexión de dispositivos y objetos cotidianos a través de la red, permitiendo la comunicación y el intercambio de datos sin intervención humana directa.
Esto ha llevado a la creación de un ecosistema de dispositivos interconectados que pueden ser controlados y monitoreados desde cualquier lugar y en cualquier momento. De la mano de la creciente evolución tecnológica y la IA, sin duda el impacto del IoT podría ser incalculable.
Es por ello que decimos que la penetración de IoT en nuestra vida permite una mayor eficiencia y comodidad en tareas cotidianas como el control de la temperatura en el hogar, el monitoreo de la salud y la seguridad, la automatización de tareas domésticas, entre otras, al tiempo en que mejora la eficiencia, si pensamos en el plano laboral y de la industria.
¿Qué significa IoT?
El concepto de Internet de las Cosas (IoT) surgió entre las décadas de 1980 y 1990, pero no fue sino hasta la popularización de internet y la reducción del tamaño de los componentes electrónicos (miniaturización) que se convirtió en una realidad tangible.
Aunque esta tecnología no existía en ese entonces, la idea de conectar dispositivos a través de una red estaba empezando a tomar forma.
En 1982, una máquina expendedora de Coca-Cola en la Universidad Carnegie Mellon se convirtió en el primer aparato conectado a internet. Esta máquina informaba su estado y si las bebidas estaban frías. Ahí el primer antecedente.
Sin embargo, recién en el año 1999 aparece el término “Internet de las Cosas” como lo conocemos hoy en día, acuñado por primera vez por Kevin Ashton, durante su trabajo en Procter & Gamble.
Ashton, cofundador del Auto-ID Center en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), usó la frase para describir un sistema donde el mundo físico se conecta a Internet a través de sensores ubicuos.
Diseño centrado en el usuario
Está claro que este ecosistema IoT puede ser bien complejo, con múltiples dispositivos y plataformas. Por ello, los diseñadores trabajan para simplificar la experiencia del usuario tanto como sea posible, proporcionando interfaces coherentes y fáciles de entender.
El diseño centrado en el usuario es crucial para el éxito de las soluciones IoT. Al poner las necesidades y deseos del usuario en el centro del proceso de diseño, los desarrolladores pueden crear dispositivos que no solo sean funcionales, sino también intuitivos y agradables de usar.
A medida que el IoT continúa evolucionando, la adopción de principios de DCU será esencial para aprovechar todo su potencial y mejorar la calidad de vida de las personas, reflejando el impacto de la IoT en cada nuevo desarrollo.
Las etapas implicadas en esta cadena de valor contemplan la investigación de los usuarios para conocer sus necesidades, el desarrollo de los perfiles de los mismos, el prototipado de modelos iniciales del producto para su evaluación (en el caso del IoT, los prototipos pueden ser tanto físicos como digitales), luego las necesarias pruebas de usabilidad para asegurar que los dispositivos IoT funcionen como se espera en su entorno operativo y, finalmente, la implementación y feedback para conocer los resultados y corregir en base a lo detectado.
El diseño centrado en el usuario resulta clave en el mundo de la IoT, pues sólo comprendiendo cabalmente sus necesidades y requerimientos resultará posible pensar y diseñar soluciones que verdaderamente aporten valor de la mano de la internet de las cosas.
Ejemplos para entender el impacto de la IoT
El IoT se basa en la premisa de que cualquier objeto puede ser conectado a la red, ya sean electrodomésticos, vehículos, dispositivos médicos, sistemas de seguridad, entre otros.
Estos dispositivos recopilan y comparten datos, lo que permite un control y una automatización avanzados. Según un informe de Statista, el portal español de estadísticas, se estima que el número de dispositivos IoT conectados para el año 2025 alcanzará los 30.9 mil millones, en comparación con los 13.8 mil millones del pasado 2021.
En referencia a ello, algunos ejemplos de IoT en la vida cotidiana podemos encontrarlos al hablar de hogares inteligentes. Termostatos inteligentes que permiten el control remoto de la temperatura, aprendiendo de nuestros hábitos para optimizar el consumo de energía.
También lavadoras inteligentes que disponen de conexión wifi y que permiten programarlos a través de una app instalada en tu móvil. Según MarketsandMarkets, el mercado de hogares inteligentes se espera que alcance los 135.3 mil millones de dólares en 2025.
En el recorrido por el hogar también se pueden encontrar los frigoríficos inteligentes que hacen la compra en el supermercado cuando te estás quedando sin alimentos de consumo básico. ¿Podías imaginarlo?
En el ámbito de la salud y bienestar, diferentes dispositivos como relojes inteligentes y monitores de actividad física recopilan datos sobre nuestra salud, permitiendo un seguimiento continuo y personalizado.
Estos datos pueden ser compartidos con profesionales médicos para una mejor gestión de enfermedades crónicas. Un estudio de Deloitte muestra que el 70% de los consumidores que usan dispositivos de salud conectados reportan una mejora en su bienestar.
También un nuevo mundo para nuestra salud bucal viene de la mano de cepillos de dientes inteligentes capaces de detectar caries; o con ejemplos como el wize mirror, un espejo que, al mirarte en él, te avisa si tienes síntomas de una enfermedad.
En el plano de la seguridad, podemos pensar en la forma en que las personas y las empresas protegen su hogar y su negocio. Los sistemas de seguridad inteligentes, como las cámaras de seguridad y los sensores de movimiento, permiten monitorear las propiedades y recibir alertas en tiempo real en caso de intrusión.
Pero el internet de las cosas no sólo está cambiando la forma en que vivimos, sino también la forma en que trabajamos.
En este sentido, ejemplos de IoT en el entorno empresarial relacionados a la manufactura dan cuenta de sensores que permiten el monitoreo en tiempo real de diferentes maquinarias, lo cual reduce el tiempo de inactividad y los costos de mantenimiento.
McKinsey & Company estima que el IoT podría generar un valor económico de entre 1.2 y 3.7 billones de dólares anuales en manufactura para 2025.
También dentro del sector logístico podemos encontrar dispositivos capaces de ofrecer, en tiempo real, la temperatura del producto transportado y su ubicación.
La monitorización de los datos que envía vía internet permite controlar, por ejemplo, la temperatura de productos farmacéuticos que requieren conservar la cadena de frío para evitar su deterioro.
Por su parte, en el sector del agro podemos hablar del impacto de la IoT de la mano de sensores que están transformando la agricultura al proporcionar datos precisos sobre condiciones del suelo, niveles de humedad y clima.
Esto permite una agricultura de precisión que optimiza el uso de recursos y mejora la productividad. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la agricultura de precisión podría aumentar la productividad agrícola mundial en un 67% para 2050.
Y si pensamos este concepto en grande, llegamos a la idea de las Smart City, ciudades inteligentes donde se contempla digitalizar aspectos que van desde el transporte, la sanidad y la energía, entre otros.
Un gran ejemplo lo tiene el proyecto ya aprobado Paris Smart City 2050, la primera ciudad europea en diseñar un área en el que prevén construir edificios bioclimáticos. Su intención es reducir las emisiones de gases con efecto invernadero hasta un 75%.
Como podemos observar, el concepto de IoT se hace tangible transformando la vida de todas las personas, desde la sostenibilidad, la baja contaminación, eficiencia y la digitalización al servicio de todos para hacer que nuestra vida sea mejor.
El futuro de la IoT
El Internet de las cosas está remodelando tanto nuestra vida personal como el entorno empresarial, ofreciendo nuevas oportunidades y planteando crecientes desafíos.
A medida que esta tecnología continúa evolucionando, es crucial que tanto individuos como empresas se adapten y aprovechen sus beneficios para mantenerse competitivos en un mundo cada vez más digitalizado.
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