Liderazgo desigual: ¿Por qué sólo 1 de cada 4 directivos es mujer?

Aunque en los últimos años se han logrado grandes avances en la igualdad de género y cada día más empresas cambian su estructura tradicional, la desigualdad entre hombres y mujeres en cargos directivos o de liderazgo aún persiste.

El COVID-19 sólo vino a expresar de forma abrupta esta situación, ya que según Oxfam International, las mujeres a nivel mundial, representan más de 64 millones de puestos de trabajo perdidos durante el 2020. Eso quiere decir que las mujeres perdieron al menos 800.000 millones de dólares en ingresos el año pasado.

“Las consecuencias económicas de la pandemia de COVID-19 están teniendo un impacto más severo en las mujeres, que están desproporcionadamente representadas en sectores que ofrecen bajos salarios, pocos beneficios y los trabajos menos seguros”, asegura Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.

Los preocupantes datos de la Organización de las Naciones Unidas

  • En 2019 las mujeres ocupaban sólo el 28% de los puestos gerenciales a nivel mundial, casi la misma proporción que en 1995, y solo el 18% de las empresas encuestadas tenían una directora ejecutiva en 2020.
  • Entre la lista de 500 empresas estadounidenses que figuran en la revista Fortune solo el 7,4%, o 37 consejeros delegados, eran mujeres.
  • En la vida política, si bien Kamala Harris hizo historia al convertirse en la primera mujer vicepresidenta de los Estados Unidos, la representación de las mujeres en el parlamento, todavía no ha cruzado la barrera del 25% de los escaños parlamentarios en 2020.
  • La representación de las mujeres entre los ministros del gabinete se ha cuadruplicado en los últimos 25 años, pero sigue estando muy por debajo de la paridad en un 22%.

Las mujeres tardan entre 3 y 5  años más que los hombres en llegar al liderazgo CEO

Así lo afirma un estudio realizado por Oliver Wyman,  una empresa con más de 60 oficinas en Europa, Norteamérica, Medio Oriente y Asia-Pacífico. 

El informe Haciendo visible lo invisible indica que en el mundo empresarial sólo 1 de cada 4 directivos es mujer y que las mujeres dirigen menos del 6% de las 3.000 mayores compañías de Estados Unidos.

La gran pregunta que surge es ¿por qué continúan viviendo esta realidad las mujeres en el S.XXI? Responder a esta gran incógnita fue uno de los objetivos principales de Oliver Wyman, para ello entrevistó a más de 300 ejecutivos y ejecutivas de las grandes industrias en Estados Unidos y Canadá.

Si bien existen una gran cantidad de conclusiones, destacaremos  3 aspectos claves que se convierten en barreras sistemáticas para que más mujeres puedan ocupar su lugar como directoras ejecutivas.

Las mujeres tardan entre 3 y 5 años más que los hombres para ser CEO

La resistencia de un nuevo liderazgo

La primera barrera que expone el estudio son los distintos tipos de lider que caracterizan a hombres y mujeres. Si bien no se puede generalizar en este punto, los hombres destacan como sus principales valores cómo líderes, el ser directos, la decisión y la confianza, mientras que las mujeres tienen preferencia por generar empoderamiento en sus equipos, la confianza y la colaboración. 

El liderazgo tradicional, aún muy arraigado en las sociedades de todo el mundo, produce que un líder que genera demasiada confianza o promueve la participación de los miembros no está del todo bien visto.

Los datos son claros, solo el 40% de las mujeres piensa que su estilo de liderazgo se alinea con el dominante en la empresa, mientras que este número asciende al 70% en los hombres.

Resultados vs Relaciones personales

En segundo lugar surge un aspecto muy distintivo. Mientras que las mujeres centran sus fuerzas en la obtención de resultados, los hombres se enfocan en cuidar más sus relaciones y crear una fuerte red de contactos. Esto inevitablemente produce que los hombres puedan acceder a mejores puestos que suele estar motivado por la confianza y la afinidad que han logrado con sus superiores.

Prejuicios de género

Aunque parezca poco creíble, todavía las mujeres se ven expuestas a comentarios poco constructivos y a una valoración negativa vinculada directamente a su género. Una mujer que se presenta segura e independiente no se destaca de la misma forma que un líder masculino.

El estudio asegura que estos sesgos arraigados intervienen de forma directa en el estado anímico de aquellas mujeres que ocupan o desean ocupar puestos directivos.

“No deseo que las mujeres tengan más poder que los hombres, sino que tengan más poder sobre sí mismas”. – Mary Shelley

Aunque pequeños cambios se van produciendo, es necesario que las empresas generen una transformación profunda que comience desde las cúspides. Como bien asegura Oliver Wyman, es momento de pasar a una cultura de inclusión y diversidad 2.0.

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